Cuando formas parte de un equipo, especialmente si te gusta que las cosas sean de una manera específica, descubrirás que las cosas a menudo no salen según lo planeado. ¿Y adivina qué? Es algo genial.
Comenzar un nuevo proyecto o liderar un equipo es como tener una página en blanco ante ti. Tienes tus ideas sobre cómo deben hacerse las cosas, pero a medida que el equipo crece y todos comienzan a trabajar, ves que cada uno tiene su forma de hacer las cosas. Aquí es donde tienes que empezar a dejarte llevar. Debes confiar en tu equipo y entender que no todo será como deseas, y que realmente no pasa nada.
Intenta escapar del círculo perfeccionista; es una maldición horrible.
He visto proyectos increíbles que terminan en borradores, y profesionales que se han vuelto locos para arreglar cosas que eran mucho mejores en la primera iteración:
Confianza y Delegación. Cuando confías en un equipo, debes entender que el resultado puede diferir de lo esperado.
Las cosas salen de manera diferente de lo que crees. Sin embargo, esto no es algo malo. Es solo una parte de trabajar con otros. Puedes ver nuevas ideas y formas de hacer cosas en las que quizás no hayas pensado.
A medida que adquieras más experiencia trabajando en equipo, te centrarás más en la visión general en lugar de preocuparte por cada pequeño detalle. Esto te ayudará a mantener la calma y hace que el equipo siga avanzando.
Es importante recordar que no puedes hacer todo por ti mismo, ya que, tenemos energía y tiempo limitados. Cuando trabajas en equipo, puedes usar las fortalezas e ideas de todos. Con frecuencia, descubrirás que los resultados son incluso mejores que los que podrías haber obtenido por tu cuenta.
Al final, aprender a aceptar que las cosas no sean perfectas es una parte importante del trabajo en equipo. Te das cuenta de que, aunque las cosas no salgan según lo planeado, pueden salir muy bien.
Es algo que te ayudará a estar más zen y ayudará a todo el equipo a mejorar.